Estos componentes son:
Se refiere a la pasión romántico o sexual, deseo de unión con el otro. Existe una atracción física, pero también el deseo de compartir con la otra persona, que no sólo implica la sexualidad.
Poder ser yo mismo con mi pareja. Es decir, aquí se incluirían los siguientes aspectos: cercanía, vínculo, comunicación, preocupación por el bienestar de la otra persona, empatía, interés…
Se establece el compromiso cuando ambos se sienten responsables de mantener la relación a largo plazo, cuidando el amor que sienten uno por el otro, solucionando los diferentes conflictos que aparecerán a lo largo del tiempo, y mantener la relación estable y sana.
Según estos tres componentes, pueden existir diferentes tipos de pareja en función de los aspectos que cumplan.
Es una forma que tenemos los psicólogos de poder explicar a las personas cómo nos estamos relacionando con nuestro compañero de vida y trabajar sobre los aspectos que pueden estar viéndose afectados, perjudicando la relación.
Existe cercanía con el otro, pero no hay atracción
Sólo existe compromiso por ambas partes
La relación se basa solo en el deseo. Suelen ser relaciones cortas e intensas
No existe compromiso, pero sí deseo e intimidad
Existe intimidad y compromiso, pero no pasión
No existe intimidad, pero sí hay compromiso debido a la pasión existente
Está establecida la intimidad, el compromiso y la pasión
Realmente, el proceso a seguir durante la terapia de pareja es parecido a la terapia de adultos, sólo que en este caso trabajamos con dos personas.
Durante el proceso de evaluación, lo que se pretende es determinar cuál es el problema que está causando efecto negativo en la pareja. El psicólogo conoce cuáles son las características de la unión como pareja, pero también de las personas de manera individual. La entrevista clínica, junto a los cuestionarios psicológicos nos sirven para determinar de manera rápida y eficaz cuáles son los puntos fuertes y cuáles son los débiles, que serán sobre los que necesitaremos trabajar.
Cuando se acaba con la primera fase, se comparte con la pareja cuáles son los resultados de ésta, y se incide sobre los puntos a trabajar.
La terapia de pareja tiene como base fundamental sanar la relación. Para ello, es fundamental que ambos sean conscientes de cuál es la situación de la relación, y también de la situación de su compañero, así como de sí mismo. Lo que queremos conseguir durante este proceso es mejorar aquellos puntos que hacen tambalearse la relación y potenciar: la comunicación positiva, la comprensión, la aceptación del otro, el respeto, etc. Todo ello dará lugar a que la relación de pareja se vea reforzada y mejorada con el paso de las sesiones, sin perder de vista cuál es el objetivo de ésta.
No podemos olvidar que para ello es necesario que la pareja y el psicólogo tengan tres componentes claves durante la terapia: el compromiso, el esfuerzo y el compromiso.
“El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es. Mucho más allá de que esa autenticidad sea o no de mi conveniencia. Mucho más allá de que, siendo quien eres, me elijas o no a mí para continuar juntos el camino”- Jorge Bucay.